22 de febrero de 2015

103º Norte / 39º Sur

Estos últimos años los he pasado mas por el extranjero que por España, eso me dio la oportunidad de conocer otras formas de vida, así como costumbres, y las cosas mas básicas, comidas, bebidas, horarios, etc. Pero hoy quiero comentar mis visitas a un país, Inglaterra, creerme si os digo que habiendo estudiado algo de ingles, siempre me dio miedo el tener que viajar a este país. En la ciudad de Londres, en mis distintas visitas me han pasado las cosas mas comunes, y ni preparando minuciosamente mi viaje deje de caer en las cosas mas tontas, como: llegar temprano a los sitios, cambiar el nombre de las comidas, por culpa de mi excelente pronunciación de este estupendo idioma llamado el ingles, que se escribe de una forma y se pronuncia de otra, conducir unos metros en dirección contraria, solo unos metros de verdad, perderme por las calles. Recuerdo un día que me perdí en una avenida y me tuvieron que buscar desde casa con el Google Maps, yo me apoye de espaldas a un escaparate de una conocida marca de ropa y desde casa por teléfono me mandaban a la derecha o izquierda, y así podría contar varias anécdotas, pero lo dejare aquí de momento porque tampoco quiero dar la imagen de despistado. Por cierto, yo debo de ser el mas burro del mundo porque no conozco a nadie que le pasara estas cosas, aunque me quedo con la explicación que me dio un día alguien, "no eres el mas despistado, eres el mas sincero". Y hoy voy a demostrarlo, os contare algo que muchísima gente diría, mejor dicho, juraría y perjuraría que a ellos nunca les pasaría, pues lo siento, a mi si.
En aquel viaje había salido de España no solo con un compañero de trabajo, sino también con gripe y mi salud no mejoro con el clima de las islas. Mi estado era lamentable y decidí comprobar mi temperatura animado por mi compañero de viaje, con un termómetro que nos dejaron en la recepción del hotel donde pasamos la noche. Me retire a mi habitación sin haber cenado y una vez acomodado me puse el termómetro. A los pocos minutos comprobé la temperatura y "JODER 103º". Rápidamente llame a mi compañero para alertar de mi situación. "José: tengo 103º, se me está friendo el cerebro". Tranquilo, ¿estás seguro? me pregunto. Pues claro que estoy seguro, aquí pone 103 y en el caso que fueran 10,3 sería peor, estoy congelado como Walt Disney. Al rato se presento en mi puerta y viendo el termómetro decidimos ir lo más rápido posible a recepción, el que sabia mas el idioma, decidió llevar la voz cantante “señorita una ambulancia rápido mi amigo se quema". La cara que puso la pobre mujer al escuchar en perfecto Español con toques ingles y hasta diría que alguno mexicanos, era un poema. Lo primero que nos pidió fue tranquilidad y después me pidió el termómetro para comprobar la temperatura que allí ponía. En el tiempo que ella comprobaba, nosotros comentábamos que para estarme friendo, no estaba notando nada de dolor extraño al que ya traía. A rato la señorita se puso a reír como si por fin entendiera lo que le habíamos contado. "Fahrenheit, aquí son fahrenheit, no centígrados como en España". Vamos como mucho tenia entre 38º a 39º. Nos miramos y no sé que fue más, si la risa de la chica o nuestra vergüenza. De camino a nuestras habitaciones oigo que la graciosa me llama, "eh míster, ¿anulo la ambulancia y los bomberos, No?. YES.


8 de febrero de 2015

Una cancion

Hay momentos en que pienso que a mi mente le pasa algo, no algo malo, pero si algo que no sabría como explicar con palabras, pero quizás si con un ejemplo. Normalmente (definiendo como normal lo que hace o piensa el 99% de las personas) cuando uno escucha una canción, lo primero es distinguir si te gusta lo que oyes o la desechas de momento, digo de momento, porque no lo neguemos, hasta la canción mas chorra la hemos bailado en alguna boda o fiesta. Después profundizamos en la letra, letra pegadiza o letra con mensaje a la cual le ponemos imágenes, y una vez que tienes claro todo, mezclas música e imágenes mentales y disfrutas de la canción. Pero ahí entra mi cabeza para dar un paso mas, y porque en vez de imaginarme solo la letra de la canción en imágenes como si fuera una película, me imagino también como nació la canción, por ejemplo, ¿que desayuno ese día?. Aquí os dejo una de mis canciones preferidas.
Aunque en las noticias de la noche anterior no habían resaltado un cambio del tiempo, esa mañana parecía más fría que las anteriores. Aun así decidió ir caminando, se vistió con ropa cómoda, y por encima un abrigo, bufanda y guantes, tenía que proteger las partes de su cuerpo más necesarias para su trabajo. Camino por un barrio típico de las afueras, casas de dos plantas, con jardín delantero, y como era aun temprano, uno o dos coches aparcados muy cerca de la entrada de las casas. Camino una horas, más o menos, a medio camino, se quito el guante de la mano derecha, quería notar el aire frió mientras la movía como dirigiendo una orquesta imaginaria. Se cruzo con varias personas que viéndolo mover de ese modo la mano, y más tarde acompañándola con un sonido que salía de su boca, pensó que muy bien de la cabeza no estaba, y que pena porque parece joven. Pero el siguió con su rollo, nada ni nadie podría hacerle salir del mundo donde desde la madrugada se había metido. Cuando llego a su destino, miro hacia arriba, quería comprobar el número de la casa, si alguien le preguntara por donde vino y que vio, estoy seguro que no sabría qué contestar, el solo recordaba la melodía. Una vez dentro comprobó que aun no habían llegado todos, y decidió ir a buscar un café, no quería hablar con nadie, decidió sacarse del medio y que nadie lo viera de momento. Se sirvió el café en una taza, echo un chorro de leche, acompañado de dos cucharadas de azúcar. Comenzó a girar la cucharilla, siempre se reían de el por qué la giraba siempre al mismo sentido que las agujas del reloj, pero a él le enseñaron de  pequeño que esa era la forma correcta, y ya es tarde para cambiar, por lo menos en eso. Cuando acabo de revolver, saco la cuchara y la sacudió dando unos pequeños golpes sobre el borde de la taza, nadie lo escucho, pero era la misma melodía que llevaba toda la noche en su cabeza. Ya habían llegado todos cuando regreso a la sala, les pidió atención y se dirigió al piano. Me gustaría tocaros algo que me ronda por la cabeza, les comento, y comenzó a tocar. No toco más de tres notas y se paro, se sentó de lado en el asiento, y comenzó a explicar los pasos a seguir por sus compañeros, continuo tocando, se paro y más comentarios. Una persona estaba en una habitación continua, que disponía de un cristal que hacía de separación entre ambas, si le preguntáramos que creía que pasaba al otro lado del cristal, diría que parecía que ese grupo estaba jugando al juego de adivinar cosas, o títulos de películas. El continuo con su explicación, y según iba avanzando la cara de su público iba cambiando, hasta hubo uno que se echo las manos a la cabeza pensando, este se a vuelto loco, pero muy, muy loco. De repente otro se levanto de la silla donde estaba sentado y dijo, pues si tú lo ves, yo lo veo, y ademas lo compro. En ese momento nació "Bohemian Rhapsody", considerada por muchos, entre los que yo me incluyo, la mejor canción del siglo XX.